Realizado por: L. en N.
Daniela González Díaz
Fecha de publicación: Octubre
2014
RESUMEN
Los menores de edad con alteraciones
neurológicas graves presentan un alto riesgo de problemas nutricionales.
Dependiendo del tipo de alteración ésta puede afectar la función neuromuscular
de forma directa o indirecta causando mala coordinación en la deglución,
reflujo y estreñimiento. Este tipo de dificultades junto con algunas más
provocan que el niño tenga una ingesta insuficiente de alimento y por ende
malnutrición, por lo tanto es de suma importancia que los infantes con este
tipo de alteraciones, principalmente parálisis cerebral infantil (PCI) sean
valorados nutricionalmente por un especialista en la materia y así como también
por el resto del equipo multidisciplinario de salud y de forma individualizada
con modificaciones en la alimentación oral o si se requiere con nutrición
enteral según sea el caso. (Villartes
et al, 2001)
PALABRAS
CLAVE: Parálisis cerebral, niños, nutrición.
ABSTRACT
Minors with severe neurological
disorders are at high risk for nutritional problems. Depending on the type of
change it can affect neuromuscular function directly or indirectly causing poor
coordination in swallowing, reflux and constipation. Such difficulties along
with some more cause the child to have insufficient food intake and hence
malnutrition, therefore it is important that infants with this type of alterations,
mainly infantile cerebral palsy (CP) are nutritionally valued by a specialist
in the art and as well as the rest of the multidisciplinary health team and
individually with changes in oral feeding or enteral nutrition is required as
applicable. (Villares, et al 2001)
KEYSWORDS:
Cerebral palsy,
children, nutrition.
INTRODUCCIÓN
La parálisis cerebral es la causa más
frecuente de discapacidad motora en la edad pediátrica y afecta el estilo de
vida del infante en diferentes ámbitos, especialmente en su alimentación. La
mayoría de estos pequeños presentan desnutrición lo que influye en los riesgos
de morbilidad y mortalidad.
Los problemas de
alimentación son muy comunes en niños con parálisis cerebral el 30 a 80% de las
personas con discapacidad con la alimentación de dificultad. Además, debido a
las dificultades de comunicación muchos de ellos no son capaces de pedir comida
y bebida que causa la incidencia de la desnutrición en las personas con
parálisis cerebral. Como consecuencia de no recibir el 48 por ciento adecuada
nutrición sufren de retraso del crecimiento.
Es por eso que el
especialista en nutrición juega un papel crucial en el tratamiento de este tipo
de pacientes, ya que si se mejora el estado nutricional del niño se reducirán
las hospitalizaciones e infecciones, con el objetivo final de mejorar su
calidad de vida. El abordaje nutricional consistirá en la evaluación
antropométrica y bioquímica, el reconocimiento de los problemas de deglución,
los requerimientos calóricos, la preparación de los alimentos y la evaluación
de la terapia nutricional. Dependiendo de los resultados, algunos niños
necesitarán suplementación o el cambio de vía de administración de los
alimentos. (Ramírez, 2010)
DESARROLLO
La parálisis cerebral infantil (PCI) es una
disfunción neurológica debida a un daño cerebral en los centros motores, antes,
durante o después del nacimiento. Los datos epidemiológicos indican una
relación entre la parálisis cerebral y una corioamnionitis mediada por
citocinas; la evidencia indica que este daño es resultado de una respuesta
inflamatoria fetal iniciada por la inflamación placentaria. (Escott-Stump. 2005)
La parálisis cerebral es “un
término que cubre un grupo de síndromes de compromiso motor no progresivo, pero
frecuentemente cambiante, secundario a lesiones o anormalidades del cerebro,
ocurridas en estadios tempranos de su desarrollo” (Del águila et al, 2004)
La incidencia de la PC a
nivel mundial es dos por cada mil nacidos vivos para países desarrollados y en
países en desarrollo alcanza 2.5 por mil nacidos vivos. (Zapata, 2011)
Sus manifestaciones clínicas
dependen fundamentalmente de la importancia de la extensión de la lesión, su
localización, alteración funcional, del período en que ésta se produce, etc.
por lo que no hay dos niños que estén afectados de la misma manera. Entre los
desórdenes asociados, producidos por el daño cerebral que ocasiona el PCI, se
encuentran retardo mental, dificultades para el aprendizaje, desorden de hiperactividad
y déficit de atención, epilepsia ,trastornos visuales, especialmente estrabismo,
sordera, retardo del lenguaje, alteraciones de la percepción (agnosia y
apraxia, disquinesias, entre otros. Aunque no todos los niños con PC son afectados
por estos problemas, éstos pueden tener un mayor impacto en la vida del niño que
el mismo compromiso motor. (Del águila et al. 2004)
Clasificación
del PCI
El PCI se clasifica en 4
grupos principales:
1.
Espástica o hipertónica
Es el tipo más común de
Parálisis Cerebral y representa alrededor del 50% de todos los casos. También
es llamada Parálisis Cerebral Hipertónica porque predomina un exceso de tono
muscular.
2.
Atetósica
En este tipo de Parálisis
Cerebral se presentan movimientos involuntarios e incontrolados debidos a un
nivel de tono muscular cambiante. Representa aproximadamente al 30% de los
casos de Parálisis Cerebral puede ser hipotónica (su tono muscular está disminuido),
discinética o atetósica (problemas de movimiento en manos y brazos así como dificultad
al sentarse o caminar) o bien una distonía (movimientos involutarios).
3.
Atáxica
Este tipo de parálisis
ocurre cuando se daña el Cerebelo, causando pérdida de la coordinación muscular
y movimientos erráticos. Este tipo de Parálisis Cerebral afecta del 5 al 10% de
los niños. Afecta el sentido de balance y percepción de profundidad. Los niños
con este tipo de Parálisis Cerebral frecuentemente tienen poca coordinación y
un característico tipo de marcha mostrando una separación anormalmente grande
entre los pies. Muestran un aumento en esta dificultad para caminar cuando se
les apresura o bien cuando intentan precisar sus movimientos, por ejemplo al
escribir o intentar abotonar una camisa.
4.
Mixta
Se llama Parálisis Cerebral
Mixta cuando el tono muscular está muy disminuido en un grupo muscular y
aumentado en otros. Afecta al 25% de las personas con PCI.
Se caracteriza por presentar
dos o más tipos de Parálisis Cerebral están presentes en la misma persona. Por
ejemplo Atetoide y Atáxica. El tipo más común de Parálisis Cerebral mixta es la
Atetoide-Espástica y el tipo más raro es la Atetoide-Ataxica. Sin embargo,
cualquier tipo de combinación puede ocurrir, incluso la asociación de 3 tipos,
Espástica-Atetoide-Atáxica. (IAP, n.d.)
Este tipo de pacientes
tienen varios problemas que involucran su aparato digestivo como:
estreñimiento, exceso de salivación (babeo), problemas dentales, alteraciones
en los músculos de la laringe y faringe, por lo cual la consistencia de sus
alimentos debe ser adecuada para que ellos puedan ingerirlos.
Factores
que favorecen el desarrollo de alteraciones nutricionales en PCI:
·
Trastornos de la deglución
·
Reflujo gastroesofágico
·
Alteraciones sensoriales
·
Deformaciones óseas de la columna y tórax
·
Factor costo
(Catalina,
2008)
Evaluación
nutricional.
La evaluación nutricional
del niño con PCI incluye:
·
Anamnesis remota y actual, de la que se puede
deducir el tiempo de evolución.
·
Evaluación de la curva de crecimiento.
·
Observar el acto de la alimentación y las
dificultades que surgen durante éste: grado de autovalencia, trastornos
motores, deglución, presencia de reflujo, postura, escoliosis, duración, tos, etc.
·
Evaluar la ingesta.
·
Precisar el uso de fármacos y obtener la
descripción de la red de apoyo familiar-social. (Catalina, 2008)
Alimentación
oral
Si el paciente es capaz de
recibir alimentación por vía oral, debemos garantizar un aporte suficiente de
esta manera; cuando es incapaz de cubrir sus necesidades energéticas con las
comidas principales, podemos recurrir a tomas adicionales de alimentos
calóricos de gran aceptación: helados y dulces, entre otros, o bien
enriqueciendo las comidas con mantequillas, aceites, cremas o módulos
comerciales que aumentan el contenido calórico sin modificar el volumen.
Además se puede adicionar
también azúcar, miel, leche en polvo, leche de almendras. (Áviles, 2010)
Nutrición
enteral en pacientes con PCI
En los pacientes con
patología neurológica, se debe considerar la nutrición enteral frente a uno o
más de los siguientes factores: incapacidad para ingerir por boca el 80% de su
requerimiento; tiempo total de alimentación mayor de cuatro horas al día;
paciente menor de dos años con crecimiento o ganancia de peso insuficientes por
más de un mes; paciente mayor de dos años con pérdida de peso o ausencia de
ganancia de peso por un período de tres meses; cambio en dos canales de
crecimiento en curvas (P/E o P/T), o pliegue tricipital menor de p5 en forma
persistente. Si estas situaciones se mantienen por más de un mes se debe
considerar gastrostomía. (Catalina, 2008)
Sin embargo, cuando se
inicia una alimentación por sonda se produce una disminución de los estímulos
sensitivos y de la percepción a través de la cavidad oral, cuya consecuencia es
hipersensibilidad e irritabilidad en la manipulación oral, es por esto que la
transición de nutrición enteral a alimentación oral debe realizarse lentamente
y respetando las necesidades y habilidades de cada niño. (Áviles, 2010)
DISCUSIÓN
Y CONCLUSIÓN
La PCI es una enfermedad muy
compleja, por lo tanto debe ser manejada por un equipo de salud
multidisciplinario incluido el licenciado en nutrición, este equipo debe estar
bien organizado, coordinado y debe contar con recursos adecuados (báscula,
sillas especiales, etc.) Aún continúa la investigación respecto a cuál es la
mejor manera de determinar la composición corporal de este tipo de pacientes y
el requerimiento de micronutrientes que necesitan.
El apoyo de la familia es
primordial en el tratamiento integral del PCI se deben involucrar completamente
en cada una de las etapas de la enfermedad y en caso de que el paciente
requiera nutrición especializada (enteral) se deberá discutir entre sus
familiares y el equipo médico tratante.
El tratamiento debe de ser
individualizado, en función de la situación en que se encuentra el niño (edad,
afectación motriz, capacidades cognitivas, patología asociada), teniendo en cuenta el entorno familiar,
social, escolar.
REFERENCIAS
Aníbal Del Águila, et al.
(2004) “Características nutricionales de
niños con parálisis cerebral.” Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
2004. Obtenido el 14 de agosto del 2014 de: http://www.scielo.org.pe/pdf/afm/v67n2/a03v67n2.pdf
Avilés Ramírez. (2010). “Manejo
nutricional en niños con PCI” Obtenido el 14 de agosto 2014 de: http://repositorio.ucsg.edu.ec/handle/123456789/986
Catalina, L. R. (2008). “Problemas nutricionales en la parálisis
cerebral”. Obtenido el 31 de agosto
2014 de Medwave: http://www.mednet.cl/link.cgi/Medwave/Reuniones/3659
Centro de cirugía especial
de México, IAP. (n.d.) “Parálisis
cerebral y otras formas de espasticidad”. Obtenido el 31 de agosto 2014 de:
http://www.ccem.org.mx/pci/clasif.htm
Escott-Stump. (2005) “Nutrición, diagnóstico y tratamiento”
5ª. Edición. Mc GrawHill. Pág. 126-127. Parálisis Cerebral.
García Zapata, L. F. &
Restrepo Mesa, S. L. (2011). “Alimentar
y nutrir a un niño con parálisis cerebral. Una mirada desde las percepciones”.
Investigación y Educación en Enfermería. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105222398004
J.M. Villartes, et. Al
(2001) “Alimentación en el paciente con
parálisis cerebral” Unidad de Nutrición clínica y dietética, Marid, España.
Obtenido el 31 de julio 2014 de: http://www.gastroinf.es/sites/default/files/files/SecciNutri/ALIMENTACION.pdf
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