martes, 7 de octubre de 2014

PARÁLISIS CEREBRAL INFANTIL (PCI) Y SU ABORDAJE NUTRICIONAL.





Realizado por: L. en N. Daniela González Díaz

Fecha de publicación: Octubre 2014

RESUMEN

     Los menores de edad con alteraciones neurológicas graves presentan un alto riesgo de problemas nutricionales. Dependiendo del tipo de alteración ésta puede afectar la función neuromuscular de forma directa o indirecta causando mala coordinación en la deglución, reflujo y estreñimiento. Este tipo de dificultades junto con algunas más provocan que el niño tenga una ingesta insuficiente de alimento y por ende malnutrición, por lo tanto es de suma importancia que los infantes con este tipo de alteraciones, principalmente parálisis cerebral infantil (PCI) sean valorados nutricionalmente por un especialista en la materia y así como también por el resto del equipo multidisciplinario de salud y de forma individualizada con modificaciones en la alimentación oral o si se requiere con nutrición enteral según sea el caso. (Villartes et al, 2001)

PALABRAS CLAVE: Parálisis cerebral, niños, nutrición.

ABSTRACT

   Minors with severe neurological disorders are at high risk for nutritional problems. Depending on the type of change it can affect neuromuscular function directly or indirectly causing poor coordination in swallowing, reflux and constipation. Such difficulties along with some more cause the child to have insufficient food intake and hence malnutrition, therefore it is important that infants with this type of alterations, mainly infantile cerebral palsy (CP) are nutritionally valued by a specialist in the art and as well as the rest of the multidisciplinary health team and individually with changes in oral feeding or enteral nutrition is required as applicable. (Villares, et al 2001)

KEYSWORDS: Cerebral palsy, children, nutrition.

INTRODUCCIÓN

 La parálisis cerebral es la causa más frecuente de discapacidad motora en la edad pediátrica y afecta el estilo de vida del infante en diferentes ámbitos, especialmente en su alimentación. La mayoría de estos pequeños presentan desnutrición lo que influye en los riesgos de morbilidad y mortalidad.
Los problemas de alimentación son muy comunes en niños con parálisis cerebral el 30 a 80% de las personas con discapacidad con la alimentación de dificultad. Además, debido a las dificultades de comunicación muchos de ellos no son capaces de pedir comida y bebida que causa la incidencia de la desnutrición en las personas con parálisis cerebral. Como consecuencia de no recibir el 48 por ciento adecuada nutrición sufren de retraso del crecimiento.
Es por eso que el especialista en nutrición juega un papel crucial en el tratamiento de este tipo de pacientes, ya que si se mejora el estado nutricional del niño se reducirán las hospitalizaciones e infecciones, con el objetivo final de mejorar su calidad de vida. El abordaje nutricional consistirá en la evaluación antropométrica y bioquímica, el reconocimiento de los problemas de deglución, los requerimientos calóricos, la preparación de los alimentos y la evaluación de la terapia nutricional. Dependiendo de los resultados, algunos niños necesitarán suplementación o el cambio de vía de administración de los alimentos. (Ramírez, 2010)

DESARROLLO

   La parálisis cerebral infantil (PCI) es una disfunción neurológica debida a un daño cerebral en los centros motores, antes, durante o después del nacimiento. Los datos epidemiológicos indican una relación entre la parálisis cerebral y una corioamnionitis mediada por citocinas; la evidencia indica que este daño es resultado de una respuesta inflamatoria fetal iniciada por la inflamación placentaria. (Escott-Stump. 2005)
La parálisis cerebral es “un término que cubre un grupo de síndromes de compromiso motor no progresivo, pero frecuentemente cambiante, secundario a lesiones o anormalidades del cerebro, ocurridas en estadios tempranos de su desarrollo” (Del águila et al, 2004)
La incidencia de la PC a nivel mundial es dos por cada mil nacidos vivos para países desarrollados y en países en desarrollo alcanza 2.5 por mil nacidos vivos. (Zapata, 2011)
Sus manifestaciones clínicas dependen fundamentalmente de la importancia de la extensión de la lesión, su localización, alteración funcional, del período en que ésta se produce, etc. por lo que no hay dos niños que estén afectados de la misma manera. Entre los desórdenes asociados, producidos por el daño cerebral que ocasiona el PCI, se encuentran retardo mental, dificultades para el aprendizaje, desorden de hiperactividad y déficit de atención, epilepsia ,trastornos visuales, especialmente estrabismo, sordera, retardo del lenguaje, alteraciones de la percepción (agnosia y apraxia, disquinesias, entre otros. Aunque no todos los niños con PC son afectados por estos problemas, éstos pueden tener un mayor impacto en la vida del niño que el mismo compromiso motor. (Del águila et al. 2004)

Clasificación del PCI
El PCI se clasifica en 4 grupos principales:
1. Espástica o hipertónica
Es el tipo más común de Parálisis Cerebral y representa alrededor del 50% de todos los casos. También es llamada Parálisis Cerebral Hipertónica porque predomina un exceso de tono muscular.
2. Atetósica
En este tipo de Parálisis Cerebral se presentan movimientos involuntarios e incontrolados debidos a un nivel de tono muscular cambiante. Representa aproximadamente al 30% de los casos de Parálisis Cerebral puede ser hipotónica (su tono muscular está disminuido), discinética o atetósica (problemas de movimiento en manos y brazos así como dificultad al sentarse o caminar) o bien una distonía (movimientos involutarios).
3. Atáxica
Este tipo de parálisis ocurre cuando se daña el Cerebelo, causando pérdida de la coordinación muscular y movimientos erráticos. Este tipo de Parálisis Cerebral afecta del 5 al 10% de los niños. Afecta el sentido de balance y percepción de profundidad. Los niños con este tipo de Parálisis Cerebral frecuentemente tienen poca coordinación y un característico tipo de marcha mostrando una separación anormalmente grande entre los pies. Muestran un aumento en esta dificultad para caminar cuando se les apresura o bien cuando intentan precisar sus movimientos, por ejemplo al escribir o intentar abotonar una camisa.
4. Mixta
Se llama Parálisis Cerebral Mixta cuando el tono muscular está muy disminuido en un grupo muscular y aumentado en otros. Afecta al 25% de las personas con PCI.
Se caracteriza por presentar dos o más tipos de Parálisis Cerebral están presentes en la misma persona. Por ejemplo Atetoide y Atáxica. El tipo más común de Parálisis Cerebral mixta es la Atetoide-Espástica y el tipo más raro es la Atetoide-Ataxica. Sin embargo, cualquier tipo de combinación puede ocurrir, incluso la asociación de 3 tipos, Espástica-Atetoide-Atáxica. (IAP, n.d.)
Este tipo de pacientes tienen varios problemas que involucran su aparato digestivo como: estreñimiento, exceso de salivación (babeo), problemas dentales, alteraciones en los músculos de la laringe y faringe, por lo cual la consistencia de sus alimentos debe ser adecuada para que ellos puedan ingerirlos.
Factores que favorecen el desarrollo de alteraciones nutricionales en PCI:
·         Trastornos de la deglución
·         Reflujo gastroesofágico
·         Alteraciones sensoriales
·         Deformaciones óseas de la columna y tórax
·         Factor costo
(Catalina, 2008)
Evaluación nutricional.
La evaluación nutricional del niño con PCI incluye:
·         Anamnesis remota y actual, de la que se puede deducir el tiempo de evolución.
·         Evaluación de la curva de crecimiento.
·         Observar el acto de la alimentación y las dificultades que surgen durante éste: grado de autovalencia, trastornos motores, deglución, presencia de reflujo, postura, escoliosis, duración, tos, etc.
·         Evaluar la ingesta.
·         Precisar el uso de fármacos y obtener la descripción de la red de apoyo familiar-social. (Catalina, 2008)

Alimentación oral
Si el paciente es capaz de recibir alimentación por vía oral, debemos garantizar un aporte suficiente de esta manera; cuando es incapaz de cubrir sus necesidades energéticas con las comidas principales, podemos recurrir a tomas adicionales de alimentos calóricos de gran aceptación: helados y dulces, entre otros, o bien enriqueciendo las comidas con mantequillas, aceites, cremas o módulos comerciales que aumentan el contenido calórico sin modificar el volumen.
Además se puede adicionar también azúcar, miel, leche en polvo, leche de almendras. (Áviles, 2010)
Nutrición enteral en pacientes con PCI
En los pacientes con patología neurológica, se debe considerar la nutrición enteral frente a uno o más de los siguientes factores: incapacidad para ingerir por boca el 80% de su requerimiento; tiempo total de alimentación mayor de cuatro horas al día; paciente menor de dos años con crecimiento o ganancia de peso insuficientes por más de un mes; paciente mayor de dos años con pérdida de peso o ausencia de ganancia de peso por un período de tres meses; cambio en dos canales de crecimiento en curvas (P/E o P/T), o pliegue tricipital menor de p5 en forma persistente. Si estas situaciones se mantienen por más de un mes se debe considerar gastrostomía. (Catalina, 2008)
Sin embargo, cuando se inicia una alimentación por sonda se produce una disminución de los estímulos sensitivos y de la percepción a través de la cavidad oral, cuya consecuencia es hipersensibilidad e irritabilidad en la manipulación oral, es por esto que la transición de nutrición enteral a alimentación oral debe realizarse lentamente y respetando las necesidades y habilidades de cada niño. (Áviles, 2010)


DISCUSIÓN Y CONCLUSIÓN
La PCI es una enfermedad muy compleja, por lo tanto debe ser manejada por un equipo de salud multidisciplinario incluido el licenciado en nutrición, este equipo debe estar bien organizado, coordinado y debe contar con recursos adecuados (báscula, sillas especiales, etc.) Aún continúa la investigación respecto a cuál es la mejor manera de determinar la composición corporal de este tipo de pacientes y el requerimiento de micronutrientes que necesitan.
El apoyo de la familia es primordial en el tratamiento integral del PCI se deben involucrar completamente en cada una de las etapas de la enfermedad y en caso de que el paciente requiera nutrición especializada (enteral) se deberá discutir entre sus familiares y el equipo médico tratante.
El tratamiento debe de ser individualizado, en función de la situación en que se encuentra el niño (edad, afectación motriz, capacidades cognitivas, patología asociada),  teniendo en cuenta el entorno familiar, social, escolar.
REFERENCIAS
Aníbal Del Águila, et al. (2004) “Características nutricionales de niños con parálisis cerebral.” Universidad Nacional Mayor de San Marcos. 2004. Obtenido el 14 de agosto del 2014 de: http://www.scielo.org.pe/pdf/afm/v67n2/a03v67n2.pdf
Avilés Ramírez. (2010).  “Manejo nutricional en niños con PCI” Obtenido el 14 de agosto 2014 de: http://repositorio.ucsg.edu.ec/handle/123456789/986
Catalina, L. R. (2008). “Problemas nutricionales en la parálisis cerebral”. Obtenido el 31 de agosto 2014 de Medwave: http://www.mednet.cl/link.cgi/Medwave/Reuniones/3659
Centro de cirugía especial de México, IAP. (n.d.) “Parálisis cerebral y otras formas de espasticidad”. Obtenido el 31 de agosto 2014 de: http://www.ccem.org.mx/pci/clasif.htm
Escott-Stump. (2005) “Nutrición, diagnóstico y tratamiento” 5ª. Edición. Mc GrawHill. Pág. 126-127. Parálisis Cerebral.
García Zapata, L. F. & Restrepo Mesa, S. L. (2011). “Alimentar y nutrir a un niño con parálisis cerebral. Una mirada desde las percepciones”. Investigación y Educación en Enfermería. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105222398004
J.M. Villartes, et. Al (2001) “Alimentación en el paciente con parálisis cerebral” Unidad de Nutrición clínica y dietética, Marid, España. Obtenido el 31 de julio 2014 de: http://www.gastroinf.es/sites/default/files/files/SecciNutri/ALIMENTACION.pdf

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